18 de Mayo de 2021-Formosa
19 de mayo, es el Día Mundial de la Enfermedades Inflamatorias Intestinales se celebra en todo el mundo para generar conciencia sobre el impacto en la sociedad, sus diferentes síntomas y tratamientos.
Son dolencias poco frecuentes y muchas veces confundidas con afecciones intestinales más comunes como el colon irritable o la dispepsia.
Las Enfermedades Inflamatorias Intestinales (EIIs) suelen impactar severamente la calidad de vida de los pacientes, sin embargo, un diagnóstico a tiempo y un tratamiento adecuado permite al paciente recuperar su bienestar, minimizar la progresión de la enfermedad y evitar la cirugía.
Las EIIs comprenden fundamentalmente a dos entidades, la Enfermedad de Crohn (EC) y la Colitis Ulcerosa (CU), las cuales consisten en una serie de trastornos inflamatorios crónicos de causa desconocida que afectan al aparato digestivo, principalmente a los intestinos en los distintos tramos de su recorrido, el recto y el ano incluidos.
“La Colitis Ulcerosa (CU) se sitúa en el colon, que es el intestino grueso, yendo desde el recto hacia arriba; en cambio la Enfermedad de Crohn puede comprometer tanto el colon como el intestino delgado o cualquier otro sector del tubo digestivo, por lo que tiene muchas más formas clínicas”, describe el doctor Juan Andrés De Paula Jefe Honorario del Servicio de Gastroenterología en Hospital Italiano y presidente de GADECCU (Grupo Argentino de Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa).
Estas dolencias las padecen al menos unos diez mil argentinos diagnosticados, aunque podrían ser muchos más quienes la sufren y no lo saben. Si bien esta cifra hace que las EIIs sean consideradas por ahora enfermedades “raras”, el impacto social es alto ya que afectan en gran medida la calidad de vida de las personas que las padecen. Además, suelen iniciarse en personas jóvenes de hasta treinta años, e incluso en niños. Por otra parte, si bien su incidencia en nuestro país es menor que en los países desarrollados, sabemos que está en franco aumento como ocurre en la mayor parte de los países en desarrollo. Tienen un alto impacto en la calidad de vida, la capacidad laboral, la vida de relación y la recreación.
“Tanto la Enfermedad de Crohn como la Colitis Ulcerosa se parecen en cuanto a que es el sistema inflamatorio el que provoca un daño en la mucosa del intestino”, cuenta el doctor De Paula. Además, señala que ambas dolencias se producen por un mal funcionamiento del sistema inmunitario, donde es el propio organismo el que detecta como nocivas a las bacterias de la flora intestinal, produciendo una inflamación del sistema digestivo que destruye progresivamente su estructura.
Dicho en términos sencillos, la enfermedad se desarrolla por una activación inapropiada, intensa y persistente del sistema inmune de la mucosa intestinal contra la flora intestinal normal.
Los síntomas de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal
“La colitis ulcerosa se caracteriza por deposiciones con moco, sangre y diarrea, y la EC provoca lo mismo, diarrea y dolor abdominal, pero puede ser más difícil de diagnosticar, se la confunde con el colon irritable”, considera De Paula quien desde GADECCU trabaja en un registro nacional para cuantificar la magnitud del problema a nivel país.
Estos síntomas impactan en la calidad de vida de los pacientes, tanto en lo social como en el ámbito laboral. Por ejemplo, la urgencia o necesidad de contar con un baño, cercano y disponible, implica que el paciente pregunte cuán lejos están los baños de su puesto de trabajo o salón de clases. También puede verse afectado su rendimiento laboral y profesional por el mayor ausentismo.
En este sentido, De Paula considera que cuando la enfermedad está activa, y fuera de control, tiene un “enorme impacto sobre la calidad de vida, entre el dolor y muchas veces la urgencia evacuatoria hace que se dañen tanto lo laboral como lo social, y la actividad recreativa y social tienen a su vez un alto impacto emocional”.
La EII es una patología crónica, y si bien no tiene cura, sí tiene tratamiento que permite mejorar la calidad de vida, controlar la inflamación y los síntomas, y lo que es muy importante prevenir las recaídas muy frecuentes en los pacientes que abandonan el tratamiento.
Sin embargo, como puede tener períodos de inactividad, que los médicos llaman remisiones, este trastorno tiende a recurrir y vuelve a activarse. Debido a la naturaleza crónica de la enfermedad, cumplir con el tratamiento es uno de los mayores desafíos para pacientes y profesionales especialistas en el manejo de la EII.
“Un paciente en etapa de remisión puede pensar que está curado y abandonar el tratamiento, cuando en realidad debe mantenerlo para prolongar esa etapa y evitar un nuevo brote”, destacan desde GADECCU, una asociación científica sin fines de lucro conformada por médicos, gastroenterólogos y profesionales afines a estas dolencias.
Qué provoca la Enfermedad Inflamatoria Intestinal
“En la EII se conjugan múltiples factores; el factor genético, ambiental y emocional, este último tiene incidencia pero tampoco es que sea determinante”, cuenta De Paula y agrega que si bien no hay un recomendación especial para prevenir la EII, es importante no abusar de antibióticos y antiinflamatorios y, dentro de lo posible, evitar los alimentos industrializados.
También, como todas las patologías, es muy importante el diagnóstico temprano y correcto, que en el caso de sospecha clínica se elabora con marcadores de laboratorio, estudios endoscópicos y de diagnósticos por imágenes como ecografías, tomografías y resonancias. “En la Enfermedad de Crohn, los síntomas son más solapados, y el retraso del diagnóstico suele ser mayor, incluso de años”, añade De Paula.
El tratamiento de la EII
El tratamiento de la EII es de muy amplio espectro, y va desde medicación antiinflamatoria, como por ejemplo la mesalazina y diferentes tipos de corticoides, pasando por inmunosupresores, hasta medicamentos de origen biológico, como los anticuerpos monoclonales que han revolucionado el control de la actividad inflamatoria en los pacientes con enfermedad más severa.
“El éxito del tratamiento depende básicamente en cumplir con el tratamiento, aún en los períodos de remisión, siendo este punto crucial ya que el error más frecuente es dejarlo y esto conlleva un riesgo de recaída. El error es pensar que el objetivo es dejar el tratamiento en lugar de mantener el control de la enfermedad; y en realidad es como los pacientes que sufren presión arterial, deben tomar el medicamento aunque no tengan síntomas”.
El objetivo de la terapia, cuentan los especialistas, es que la enfermedad entre en remisión y que no haya actividad inflamatoria porque, aunque no produzca síntomas, persiste activa en un grado menor. “La inflamación persistente aun sin síntomas deteriora el intestino, esto genera un daño que va siendo irreversible y permanente, por lo que no se puede recuperar”, remarca De Paula.
Es que, una inflamación persistente en el tiempo en algún tramo del intestino puede, por ejemplo, producir fístulas (comunicaciones anormales en el ano). “Eso hace que sea tan importante no solo el control clínico sino el control real de la inflamación a lo largo del tiempo”, sostiene el especialista, que lleva más de 45 años de trabajo con trastornos intestinales. “Lo que se busca con el tratamiento es la prevención de la cirugía, se ha demostrado que con el correcto manejo de la enfermedad han disminuido”.
En los pacientes complejos también es necesario una atención holística, agrega De Paula, con equipos de atención que cubren los diferentes aspectos del tratamiento, psicólogos por ejemplo. “Un mecanismo habitual en los pacientes es la no aceptación de la enfermedad, es muy importante el manejo del componente emocional porque tienen impacto en la enfermedad, y a la vez la enfermedad tiene impacto en lo emocional”.
“Es una enfermedad que produce vergüenza, cuesta decir que uno tiene un trastorno que lo lleva a tener diarrea, no es una enfermedad fácil de comunicar y de compartir, y eso aumenta la dificultad”.
“Por otra lo tanto, para el manejo correcto no sólo de la enfermedad intestinal sino también de los aspectos psicológicos, nutricionales, clínicos y de las manifestaciones en otros órganos debemos destacar la importancia de que los pacientes, sobre todo los más complejos, sean tratados en forma multidisciplinaria por equipos experimentados en el tema. Por eso el tratamiento debe contemplar todos estos aspectos de forma multidisciplinaria”, concluye.
Por Laboratorios Ferring SA.
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