25 de octubre de 2021-Formosa
Regula muchos procesos metabólicos. Múltiples factores, como los disruptores endócrinos, pueden afectar su funcionamiento
De pequeño tamaño, ubicada en el cuello, más precisamente en la base de la tráquea, la glándula tiroides es la directora de orquesta de muchos procesos metabólicos. Pero su correcto funcionamiento, clave para múltiples funciones del organismo, puede verse afectado por diversos factores a los que estamos expuestos constantemente, como los disruptores endócrinos.
La tiroides actúa en el metabolismo de los hidratos de carbono, de lípidos y, a su vez, tiene efectos sobre la fisiología cardiovascular, el gasto calórico, la regulación de la temperatura, la respiración, el sistema nervioso, los músculos, el crecimiento y la maduración, los huesos, la piel, el sistema reproductivo y las glándulas que secretan otras hormonas en el organismo.
«Existen muchos factores que intervienen negativamente en el funcionamiento de las glándulas. Entre ellas, se encuentra la inflamación de bajo grado que se da como consecuencia de una alimentación rica en alimentos procesados y el estrés oxidativo que se produce cuando no aportamos en la alimentación suficiente cantidad de frutas y verduras que nos proveen elementos antioxidantes«, menciona Paola Hernández, docente de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad ISALUD.
Y enumera otros factores que también pueden impactar en forma negativa en el funcionamiento de la tiroides, entre los que incluye un desequilibrio de nutrientes, disbiosis intestinal, disruptores endócrinos a los cuales estamos expuestos constantemente, dietas hipocalóricas, estrés emocional, infecciones, traumas, exposición a radiación, el flúor (que es un antagonista del yodo), toxinas como los pesticidas y algunas enfermedades autoinmunes.
Los sí
Entre los nutrientes importantes para su correcto funcionamiento, la nutricionista incluye:
✔Yodo: Es parte estructural de la hormona. Lo podemos obtener a partir del consumo de pescados y mariscos. En Argentina, la sal de mesa se encuentra enriquecida con yodo.
✔Niveles óptimos de magnesio para que el yodo entre correctamente dentro de la célula. Se encuentra en verduras verdes, frutos secos, cereales integrales, quinoa, semillas de chía, sésamo.
✔Vitamina A: presente en el huevo, leches, yogures y quesos fortificados, caballa, atún sardinas y en alimentos de origen vegetal como frutas y verduras principalmente en las de color naranja y rojo.
✔Selenio y Zinc: claves para que la T4 se transforme en T3, que es la forma activa de la hormona. Las carnes rojas, riñón, pollo e hígado son ricas en selenio.
El contenido en alimentos vegetales es variable y depende mucho de la calidad del suelo; las castañas de Pará o nueces de Brasil son una importante fuente de selenio y, con 2 o 3 unidades diarias, se logran cubrir las necesidades diarias de este oligoelemento.
El zinc se encuentra también e carnes rojas y mariscos. Granos enteros y semillas son fuentes vegetales, pero se deben remojar para destruir antinutrientes que interfieren con la absorción de este mineral.
También es clave la práctica de ejercicio físico en forma regular. «Resulta fundamental para que haya una buena síntesis de hormonas tiroideas y, a su vez, tiene efectos antiinflamatorios».
Los no: disruptores endócrinos
Consultada acerca de los disruptores endócrinos, la profesional indicó que son agentes exógenos que interfieren en la síntesis, secreción, transporte, metabolismo, acción y eliminación de las hormonas naturales que están presentes en el cuerpo, las cuales son responsables de mantener la homeostasis del organismo.
«Estas sustancias se pueden encontrar en agua, alimentos, productos y artículos de consumo de uso habitual y precursores de productos manufacturados, cuya producción mundial ha crecido unas seis veces en las últimas cuatro a cinco décadas», advierte un artículo publicado en 2017 en la Revista Argentina de Endocrinología y Metabolismo.
«El disruptor endócrino más conocido es el bisfenol que se encuentra en los plásticos, como revestimiento de las latas de alimentos, en algunos productos para envasar alimentos y en selladores dentales. Estos pueden tener un impacto en nuestro cuerpo y es por esto que hay que tratar de evitar el uso excesivo de plásticos y preferentemente no calentar la comida en envases de este material en el microondas», apuntó Hernández.
Y sumó al mercurio, aluminio, plomo y bifenilos policlorados entre otras sustancias que actúan como disruptores endócrinos.
También destacó que existe una relación entre la microbiota y la función de las tiroides. «Es por esto que resulta importante evitar la presencia de disbiosis e hiperpermeabilidad intestinal, y pensar en una alimentación que incluya los nutrientes críticos, que tenga un buen aporte de vitamina D, probióticos y prebióticos para un buen funcionamiento intestinal», resaltó.
Hipotiroidismo, la más frecuente
El hipotiroidismo es la enfermedad tiroidea más frecuente. Afecta a entre el 0,2% y 1,3% de la población, según la prevalencia estimada. Es más frecuente en las mujeres y en mayores de 60 años. Cansancio, síntomas de depresión, debilidad, intolerancia al frío, aumento de peso, sequedad de la piel y cabello y, en las mujeres, irregularidades menstruales, son sus principales síntomas.
En las personas con hipotiroidismo, la tiroides libera menos hormona tiroidea de lo normal, por lo que el metabolismo se va a ver enlentecido. El diagnóstico es muy sencillo y se realiza a través de un análisis de sangre y el examen físico realizado por un profesional de la salud, que determinará si se necesita o no hacer una ecografía tiroidea.
El tratamiento también es simple, ya que se basa en la sustitución de hormona tiroidea (levotiroxina) que se adecuará según los síntomas y las características de cada paciente.
Especialistas coinciden en que no hay ninguna dieta para el hipotiroidismo. «Aunque abunden las afirmaciones acerca de las dietas para el hipotiroidismo, no hay pruebas de que comer o evitar ciertos alimentos mejorará la función tiroidea en personas con hipotiroidismo», sostiene un artículo de divulgación de la Clínica Mayo, de Estados Unidos.
En relación a los alimentos sobre los cuales hay que tener más precaución, Hernández mencionó a los coles, el té verde y la soja, que las personas con hipotiroidismo deberían consumir con moderación.
«Con el gluten debe evaluarse si existe sensibilidad al mismo, porque puede que se presente alguna asociación con celiaquía o intolerancia al gluten no celíaca. Lo mismo ocurre con los lácteos», apuntó. Y aconsejó llevar una dieta saludable, que evite o limite el consumo de productos ultraprocesados.
CLARÍN