Jonathan Lezcano, una muerte que conmocionó a una provincia y espera justicia

Formosa, 15 de marzo de 2024

A 6 años, ¿Quién mató a Jonathan Lezcano?

Desapareció una mañana cuando iba rumbo al colegio y su cadáver apareció 16 días después en un baldío pegado a la casa de Marcelo Ezequiel Díaz Arce, compañero de curso. Los tres acusados del crimen siguen en libertad.

Para su madre Susana López, es un calvario vivir así: “Me llamó y no estuve, sufrió y no estuve. Cada noche apoyo la cabeza y no puedo evitar este dolor. Se vive con esto y con esto se muere. Ruego que la Fiscal y el juez hagan justicia”.

Para el abogado de la familia de la víctima, Dr. Jorge Pessolano, “estamos ante un hecho gravísimo pocas veces visto en nuestra provincia por las características del crimen, donde hubo -post mortem- un intento de desmembramiento con tremenda alevosía”.

Jonathan Lezcano

El día del crimen

Es jueves, 9 de agosto de 2018. El despertador sonó a las 6. Hace un frío inusual para una ciudad que no tiene otoños, pasa de 45 a 7 grados en un pestañear. Arranca el movimiento familiar, unos se preparan para salir al trabajo y otro a la escuela. Susana López trabaja en dos casas de familia. El frío no es amigo de la maldita lumbalgia que la obliga esos días usar la faja. Ya listo para el colegio, Jonathan la ve pelear con los cordones.

– ¡Ay Ma! Deja que yo te las pongo. ¿Por qué no te quedas?

– Ma. Hoy salgo temprano. A las 10:30 maso. Salgo y voy junto a vos. Prepará mate.

Mochila al hombro sale a tomar el colectivo. Ese año comenzó a usarlo solo. Es que las cargadas porque “mamá o su papá del corazón lo llevaban” eran frecuentes. Había que soltarlo, de a poco. Aunque cueste. El bondi fue lo primero que surgió como ejercicio para su autonomía. Sale, pero a los pocos minutos regresa. Abre la puerta y le sonríe.

– “Te amo, Ma”

Las casas de familia donde trabaja Susana quedan a pocas cuadras de la Escuela Provincial de Educación Técnica Nº 2 “Ilda Valentino de Giachero” en el barrio Independencia de la ciudad de Formosa. Es el colegio donde estudia su único hijo Jonathan Nahuel Lezcano. Está en quinto año, le faltan dos para terminar el Ciclo Superior de Técnico Mecánico.

Son las 10:20. Susana le escribió: “Hijo, ¿estás cerca? ¿Preparo el mate?

Susana cae en la cuenta que la regla entre madre e hijo esta vez se rompió: “te prometo que enviaré una foto cuando llegue”. Nunca sucedió.

10:40: Todo directo al buzón. No entra ni un mensaje. No atiende las llamadas. El celular se apagó. Se enciende una alarma en su corazón, en todo el cuerpo le invade el miedo de siempre: ¿y si le pasó algo malo?

Es que la amenaza sobre su vida la sintió desde la panza cuando la hipertensión gestacional casi se lo lleva. Sentirlo, cuidarlo y protegerlo fue su prioridad desde siempre.

Es Marcelino, su pareja, quien contesta su llamado y comienza a recorrer las paradas de colectivos hasta el colegio. Alguien le avisa: “Jonathan no asistió hoy”.

Pasan las horas. A la casa no llegó. Hay que pedir ayuda y la comisaría del barrio San Miguel es la que corresponde al barrio La Floresta donde viven en alquiler.

– “Mi hijo desapareció. No es de ausentarse. No discutimos ni peleamos. Salió con el uniforme del colegio. Acá tengo su foto. Este es su número de teléfono” les explicó la desesperada mamá a los policías.

Los que tenían que buscarlo le dijeron: “No se preocupe debe andar novilleando” (paseando con alguna novia).

Joni, el hijo amado

Jonathan Nahuel Lezcano nació un 13 de junio del año 2012 en Clorinda. Hijo único. Vivió en Buenos Aires. Tenía dos años cuando su madre Susana López, decidió regresar e instalarse en la ciudad de Formosa.

“Jonathan amaba Formosa, su colegio. Sus compañeras de curso, las preceptoras y profesores. Era de un carácter tan especial, siempre tenía una sonrisa en su carita” contó su mamá.

“Nació el día de San Antonio. Yo le decía que su santo patrono tenía que ser San Roque porque me llenó la casa de perritos que rescataba. Hasta que él desapareció teníamos 10 perros. Se ocupaba de ellos. Quería ser veterinario. Gendarme o sacerdote. A esa edad no lo tenía en claro, pero sí eran cosas que amaba hacer. Bailaba en una peña, era del grupo de la iglesia, coleccionaba rosarios y era mi maestro en baile. Amaba la vida, tenía sueños. Lo recuerdo con su alegría y su música”.

Con la sonrisa de Jonathan se empapeló la ciudad, paredes, vidrieras y hasta en el bondi. Lo buscaron familiares, compañeros de curso, familias de víctimas de femicidio, homicidio y “muerte dudosa”. La ciudad se conmovió por su desaparición, nunca había ocurrido un caso similar.

“Seguro se fue a Paraguay” llegaron a decirle quienes tenían el deber de buscarlo.

Conmoción social y un victimario oculto entre allegados

Entre el jueves y el lunes se organizó y llegó la primera marcha por la aparición con vida de Jonathan. Recuerda patente Susana: “Allí estuve rodeada de amigos, familias que sufren las injusticias porque no hay resoluciones de las causas. Y también recuerdo que su compañera, la entregadora Ivón Abigail Samaniego estuvo en mi casa, me abrazó cuando ella sabía que a mi hijo ya lo habían matado. La perversidad, frialdad que mantuvieron siempre da escalofríos porque son un peligro que sigan en libertad”.

Susana López está convencida que “ella es la entregadora, quien lo llevó a la casa del horror donde los esperaba Marcelo Ezequiel Díaz Arce, otro de sus compañeros. Los videos conseguidos la muestran a ella esperándolo en la parada de colectivo. Mi hijo se baja en la Plaza Temática, desde allí caminan juntos hasta el domicilio de Arce. Se pudo comprobar que ingresó al domicilio y nunca salió de esa casa del terror”.

La causa le tocó al Juzgado de Instrucción y Correccional N° 4 a cargo de la doctora Laura Karina Paz -como juez subrogante – y la Fiscal Natalia Verónica Tafetani.

Para el 25 de agosto ya habían transcurrido 16 días sin noticias del paradero del adolescente cuando el grupo de WhatsApp del curso recibe un mensaje de Ivon Samaniego informando el momento y el lugar en el que encontraron un cadáver en el baldío ubicado al lado de la casa de su novio.

“El lugar exacto está en el barrio San Miguel, en el terreno baldío sobre calle Leandro Alem Nro. 735 lindante con la casa de Marcelo Díaz Arce, su novio y compañero de curso de Jonathan. Vivienda donde residían el ex menor junto a su padre Marcelo Ezequiel Díaz” señala el abogado Pessolano, querellante de la familia de Jonathan Lezcano.

Cómo sigue la causa

El 30 de octubre, la Juez Subrogante dicta el Auto de Procesamiento contra los ex menores en orden al delito de HOMICIDIO SIMPLE (art. 79 del C.P.) sin Prisión Preventiva de conformidad a lo dispuesto por el art. 291 del C.P.P.

También dicta el Auto de Procesamiento contra el padre Marcelo Díaz bajo la figura de encubrimiento sin prisión preventiva respecto de los imputados. Uno de ellos su hijo. Ambos con 16 años de edad.

La investigación avanzó y con más pruebas reunidas por la acusadora pública -Fiscal Tafetani- los presuntos autores por esa época menores de edad, 16 años, fueron alojados en el Centro de Atención Integral Juvenil”- CAIJU- para adolescentes infractores y presuntos infractores a la Ley Penal.

“Abigail Ivon Samaniego y Marcelo Ezequiel Díaz Arce estuvieron apenas dos meses en ese centro a pesar de la gravedad de lo que hicieron porque tenían 16 años como mi hijo ¡Dos meses! Cuando cumplieron los 18 no pasó nada. Siguieron su vida tranquilamente” exclama Susana.

Y reprocha: “Salieron. Viven su vida tranquilamente. Se actuó mal porque ya son mayores de edad y siguen disfrutando su vida. Hasta me los cruzo en la calle como si nada. Atajo mis demonios por no empeorar todo. Es un espanto que caminen libremente y la justicia no haga nada. ¿Qué les garantiza que no vuelvan a matar? ¿a encubrir? ¿a qué madre le tocará llorar como a mí?”.

El trabajo de la justicia avanzó con nuevo Juez y el 23 de marzo de 2019 el Juez de Instrucción y Correccional N° 4, Marcelo López Picabea, ordenó el procesamiento con prisión preventiva como presunto coautor por el delito de homicidio agravado por la participación de menores al único adulto, sumando así al tercer procesado.

Pessolano señala que “el principio de la historia de este proceso penal comenzó con estas tres personas. El adulto al principio fue procesado por encubrimiento luego recuperó la libertad luego se lo volvió a procesar por homicidio calificado por la participación de menores de edad y la Cámara en lo Criminal revocó ese procesamiento y dictó una falta de mérito. Este es el estado procesal de esta persona hasta la fecha: imputado”.

Para el abogado el proceso es llevado con algunos altibajos y demoras, pero “yo creo que se debe a la complejidad del caso ya que estamos ante un hecho gravísimo pocas veces visto en nuestra provincia por las características. No es un crimen cualquiera, sino que las heridas post mortem, los intentos por desmembrarlo quizás para sacarlo en bolsas escondido podríamos hablar cuando se cierre la etapa probatoria.”

Con 6 años ¿Se sabrá quién mató a Jonathan? Pessolano responde que “sí. Vamos a llegar a la resolución de este caso tan terrible y trágico para su mamá con su único hijo. Se conocerá la verdad histórica de lo que pasó y se va llegar a identificar a todos los partícipes y qué grado de participación tuvo cada uno de ellos”.

Y adelantó que el móvil del horrendo crimen puede llegar a servir para cuantificar la pena. Tenemos una hipótesis bastante fuerte, tanto la fiscal que es la acusadora pública y yo que soy el acusador privado trabajamos a fin de probar ante el tribunal.

2024 será un año crucial para conocer a los responsables de un crimen inentendible y evitable como tantos otros y que viene a remover tanto dolor para su madres Susana .

Silvia Mendoza-Crónica de  Periodismo Policial.

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